
La Cumbre Amazónica de Belém buscará, bajo el liderazgo del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acordar una postura unificada sudamericana que apunte a que las naciones ricas financien el mantenimiento de las selvas para detener el dramático proceso de cambio climático.
El objetivo inicial de este polo de integración de ocho países amazónicos es, por primera vez, intentar unir al principal regulador del clima del planeta, la selva amazónica y la humedad que despeja por el mundo, y llegar con una voz consensuada a la reunión de cambio climático de la ONU COP28 que se realizará en Emiratos Árabes Unidos en noviembre.
"Vamos a seguir reclamando dinero a las naciones ricas por la compensación para mantener la selva en pie y el desarrollo económico sostenible de las millones de personas que viven en la selva amazónica. Seremos duros con la deforestación y queremos que la nueva industrialización verde se dé en el Amazonas", dijo Lula ante corresponsales extranjeros la semana pasada en Brasilia.
En el encuentro de martes y miércoles en Belém, en el estado brasileño de Pará, estarán presentes los gobernantes o sus representantes de los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA): además del anfitrión, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam y Guyana.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, que hará su segundo viaje a Brasil desde que asumió Lula, acudirá a la cita amazónica, a la cual también confirmaron su presencia los de Colombia, Gustavo Petro; de Bolivia, Luis Arce, y Perú, Dina Boluarte.
Francia, que posee el territorio amazónico de Guyana Francesa, así como Alemania y Noruega -principales donantes del Fondo Amazónico que reinstaló Lula- se encuentran entre la lista de invitados.
La cumbre deberá emitir una declaración, dijo el canciller brasileño, Mauro Vieira, que se transformará en una hoja de ruta para construir un espacio integrador del norte de Sudamérica, por ejemplo, con instituciones como el Parlamento Amazónico.