El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance suministrados por su país, conocidos como ATACMS, para atacar objetivos en territorio ruso. Esta decisión marca un cambio significativo en la postura estadounidense, tras meses de insistencia por parte del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, para obtener acceso a estas armas que podrían extender el alcance de las operaciones militares de Kiev más allá de sus fronteras.
El presidente ruso, Vladimir Putin, había advertido previamente que el uso de estos misiles podría interpretarse como una "participación directa" de la OTAN en el conflicto, incrementando las tensiones internacionales. Sin embargo, la administración Biden enfatizó que la autorización está formulada para limitarse a la defensa de las fuerzas ucranianas, especialmente en la región rusa de Kursk, donde Ucrania ha llevado a cabo incursiones en meses recientes.
Esta medida se enmarca en un contexto de búsqueda de mayor equilibrio en el conflicto. Según Serhiy Kuzan, presidente del Centro de Seguridad y Cooperación de Ucrania, la decisión no cambiará drásticamente el curso de la guerra, pero dotará a las fuerzas ucranianas de herramientas más efectivas. Kuzan también destacó que la autorización llega en un momento crítico, dado que Rusia, en colaboración con tropas norcoreanas, estaría preparando un gran asalto contra posiciones ucranianas en Kursk.
La decisión de Estados Unidos también podría abrir la puerta para que aliados europeos como el Reino Unido y Francia permitan a Ucrania usar misiles Storm Shadow de largo alcance dentro de Rusia, aunque hasta el momento ninguno de los dos países ha emitido declaraciones oficiales sobre esta posibilidad.
Además, persisten preocupaciones sobre el futuro del apoyo militar estadounidense a Ucrania, especialmente si Donald Trump regresa al poder. Trump ha cuestionado la efectividad de este apoyo, calificándolo como un derroche de recursos, y ha señalado que buscaría poner fin a la guerra, aunque sin detallar cómo lo lograría.
Hasta la fecha, Estados Unidos se ha consolidado como el principal proveedor de armas a Ucrania, con un compromiso de 55.500 millones de dólares en armamento y equipos desde el inicio de la guerra, según datos del Instituto de Economía Mundial de Kiel. La nueva autorización podría reforzar aún más la capacidad defensiva y ofensiva de Ucrania, pero también aumentar el riesgo de escaladas en un conflicto que sigue polarizando a la comunidad internacional.