
Javier Milei apunta a reconfigurar el sistema político argentino: no solo busca desplazar al kirchnerismo, sino también debilitar al PRO para absorberlo en su armado. Su estrategia se concentra en las provincias que este año eligen senadores, como Río Negro, Neuquén y Buenos Aires, apostando a alianzas tácticas para asegurarse las dos bancas por la mayoría.
La campaña nacionalizada de La Libertad Avanza tuvo un momento clave con la incorporación de Patricia Bullrich en la Ciudad. Pero la reciente derrota del proyecto Ficha Limpia en el Congreso generó un quiebre visible con el macrismo, complicando la convivencia interna y proyectando tensiones hacia las provincias, donde el PRO busca resistir su disgregación.
En la Patagonia, la alianza entre libertarios y sectores del PRO avanza con ritmos desparejos. Mientras dirigentes como Juan Martín refuerzan la identidad partidaria para evitar fugas, referentes como Lorena Villaverde presionan por mayor control libertario en las listas. Tierra del Fuego se convirtió en un caso testigo de absorción de cuadros PRO por parte de LLA, mientras Chaco y Córdoba exploran acuerdos por conveniencia.
La caída de Ficha Limpia profundizó las divisiones en el Senado. Los legisladores kirchneristas mantuvieron un bloque sólido, mientras que libertarios, PRO y aliados provinciales mostraron fisuras. En Neuquén y Río Negro, los votos reflejaron posturas disímiles que reflejan la dificultad para consolidar alianzas nacionales. La tensión entre Milei y Macri, sumada a las reglas internas de LLA que exigen “cabezas puras”, augura una campaña intensa y fragmentada.