
El 16 de septiembre de 1955, un golpe de Estado derrocó al presidente constitucional Juan Domingo Perón, dando inicio a la autodenominada "Revolución Libertadora". Este régimen militar, encabezado inicialmente por el general Eduardo Lonardi y luego por Pedro Eugenio Aramburu, implementó una política de intervención y represión contra el movimiento obrero y sus organizaciones.
La Confederación General del Trabajo (CGT), principal central sindical del país, fue intervenida, y muchos de sus dirigentes fueron encarcelados o perseguidos. Ante esta situación, el 14 de noviembre de 1955, la CGT convocó una huelga general por tiempo indeterminado en protesta por la intervención y la represión sufrida. Sin embargo, la medida fue rápidamente reprimida por el gobierno militar, con la detención de numerosos dirigentes y la intensificación de la persecución sindical.
A pesar de la represión, la resistencia obrera no cesó. En 1956, se formaron las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas, que comenzaron a actuar en la clandestinidad, organizando huelgas y acciones de protesta contra el régimen. Destaca la huelga de los trabajadores navales, conocida como "la huelga de los locos", que se extendió por 14 meses, convirtiéndose en la más larga de la historia argentina.
Estas acciones reflejan la determinación del movimiento obrero de la época para defender sus conquistas y derechos frente a un gobierno que buscaba desmantelar las estructuras sindicales y eliminar la influencia del peronismo en la vida política y social del país.
En contraste, la dirigencia actual ha adoptado una postura más cautelosa frente a políticas gubernamentales que afectan los derechos laborales. En las últimas horas, el dirigente insignia de la Confederación General del Trabajo optó por manifestarse en contra de acciones de protetas, luego de una reunión privada con el Jefe de Gabinete de ministros de la Nación, Guillermo Francos, excusándose en la "falta de clima" de protesta que le endilga a la sociedad.