
El encuentro, que tuvo lugar esta madrugada (hora argentina), incluyó un gesto sin precedentes: Karina Milei, secretaria General de la Presidencia y hermana del mandatario, fue autorizada a ingresar al encuentro reservado tras 35 minutos, algo que no ocurría desde los tiempos de Carlos Menem.
“Fue una muy buena reunión, con un muy buen clima con León XIV, lo que implica un claro acercamiento con el Vaticano”, declaró el canciller Gerardo Werthein, presente en la comitiva junto al portavoz Manuel Adorni y el embajador Pablo Beltramino.
Durante la audiencia, Milei presentó su programa de reformas económicas, su visión sobre la política internacional y oficializó la invitación al Papa para visitar la Argentina, a lo que León XIV respondió afirmativamente. Será la primera visita papal al país desde el pontificado de Francisco.
El Vaticano emitió un comunicado oficial en el que destacó que las conversaciones fueron “cordiales” y se basaron en el mutuo interés por reforzar las relaciones bilaterales. También se abordaron:
La evolución socioeconómica de la Argentina
La lucha contra la pobreza
La cohesión social
Los conflictos globales en Ucrania y Gaza, donde ambos coincidieron en la urgencia del compromiso por la paz.
Tras el diálogo, se realizó el tradicional intercambio de obsequios. Milei regaló un poncho de vicuña hecho por artesanos catamarqueños, en homenaje al paso del Papa por esa provincia antes de asumir el pontificado. León XIV entregó un mosaico con la imagen de la Basílica, replicando el estilo de regalos que ofrecía su antecesor.
El Papa y Milei tienen visiones enfrentadas sobre varios temas: cambio climático, migración, justicia social y el rol del Estado. Sin embargo, el encuentro evidenció un cambio de tono y una apuesta por la diplomacia. La presencia de Karina Milei en un ámbito históricamente reservado también exhibe la centralidad de su figura en el esquema de poder del Presidente.
El arribo de Milei y Karina al Vaticano ocurrió a las 3:51 hora argentina. Fueron recibidos por el monseñor Leonardo Sapienza y conducidos por el tradicional trayecto hasta la Biblioteca del Palacio Apostólico. Participaron luego Werthein, Adorni y el embajador Beltramino.