
En una Copa Mundial de Clubes FIFA 2025 que prometía el habitual dominio de los gigantes europeos, el fútbol latinoamericano está escribiendo otro guion. Contra los pronósticos de las casas de apuestas y de la prensa especializada, los equipos sudamericanos y de la Concacaf vienen mostrando un rendimiento superlativo, mientras los campeones de la UEFA luchan por adaptarse al ritmo, al contexto y a la mística del torneo.
En lo que va de la primera fase del certamen, los clubes europeos han dejado puntos valiosos ante rivales que, en los papeles, deberían haber sido claramente inferiores. River Plate, Fluminense, Palmeiras y León, entre otros, no solo han logrado victorias resonantes, sino que lo hicieron imponiendo estilos de juego distintos, pero con un factor común: la intensidad emocional y la experiencia en competiciones continentales que parecen desbordar a sus rivales del viejo continente.
El desgaste de las largas temporadas europeas, la diferencia de calendarios y la mayor frescura física de los equipos latinoamericanos, que llegan con el torneo local en curso o recién iniciado, explican parcialmente el fenómeno. Sin embargo, varios entrenadores europeos reconocieron en rueda de prensa lo que los números sugieren: “no esperábamos un nivel de presión, agresividad y hambre competitivo tan alto”, admitió el técnico de uno de los representantes ingleses tras el empate frente a Palmeiras.
Esta tendencia no es nueva, pero sorprende por la magnitud. A diferencia de las últimas ediciones del viejo formato, donde el campeón europeo solía debutar directamente en semifinales con planteles de estrellas globales, el nuevo Mundial de Clubes exige enfrentar desde el inicio a rivales con fuerte identidad y motivación histórica. En ese contexto, los clubes latinoamericanos parecen sentirse más cómodos, revitalizados por el desafío, mientras los europeos muestran dificultades para encontrar fluidez en campos, horarios y climas distintos a los habituales.
Con los cuartos de final en el horizonte, la incógnita crece: ¿será esta la edición donde finalmente el viejo axioma de “los europeos siempre ganan” quede sepultado? Lo cierto es que, por ahora, el orgullo latinoamericano luce más vivo que nunca.