24/06/2025 - Edición Nº2393

Viedma

Vaca Muerta también recalienta los precios y profundiza la desigualdad

La provincia patagónica lidera el ranking inflacionario nacional con un acumulado del 16,4% en lo que va de 2025, muy por encima del promedio del país y de vecinas como Río Negro. Especialistas explican cómo el auge energético impacta en la formación de precios y genera tensiones distributivas.



Neuquén atraviesa un escenario económico singular dentro del país: mientras algunas provincias celebran una baja sostenida en la inflación, la provincia petrolera encabeza el ranking nacional con un 16,4% acumulado en los primeros cinco meses del año, según datos de relevamientos oficiales y consultoras privadas. Lejos del 13,3% registrado a nivel nacional y muy por encima del 9,0% de Río Negro, su provincia vecina, la brecha revela un fenómeno inflacionario local con características propias.

 

Según el economista Oscar López Marecich, docente de la Facultad de Economía de la UNCo, las razones son estructurales: “El mayor sesgo inflacionario de Neuquén es que tenemos el componente local de Vaca Muerta, que dinamiza el empleo y el consumo, pero también introduce fuertes tensiones en la formación de precios”.

 

El auge de la actividad hidrocarburífera provoca un incremento sostenido en el costo de vida: a la presión de la demanda se suma, además, un componente especulativo. “Muchos comerciantes ajustan sus precios en función de una expectativa dolarizada o de la percepción de que hay ‘mayor capacidad de pago’ en ciertos sectores”, explicó López Marecich.

 

 


Un índice que se mueve al ritmo del petróleo

En mayo, la inflación mensual en Neuquén fue del 1,9%, por encima de la media nacional (1,5%), de la CABA (1,6%) y de Mendoza (1,7%). Río Negro, en contraste, registró solo 0,8%. La inflación interanual neuquina llegó al 56,3%, también la más alta del país, frente al 35,7% de Río Negro.

 

El análisis técnico muestra que el peso creciente de los servicios en el IPC, combinado con subas extremas en vivienda, electricidad, educación y salud, explica gran parte del fenómeno. Por ejemplo, vivienda, agua y energía aumentaron un 113,6% interanual, educación un 97,5%, salud un 64,5% y restaurantes y hoteles un 83,7%.

 

Esto contrasta con la evolución de los alimentos, que en mayo subieron apenas un 0,1%, lo que demuestra que el problema no está en los bienes esenciales sino en la estructura de precios más rígidos. “Los servicios son inflexibles: si no pagás, te los cortan. Y no hay competencia ni sustitutos”, advirtió el docente.

 


Inflación, salarios y desigualdad: tensiones bajo la superficie

Uno de los efectos colaterales de este proceso es el deterioro del poder adquisitivo de quienes no participan directamente del circuito de Vaca Muerta. “Hay una inflación que segmenta: mientras algunos sectores ganan en dólares o tienen paritarias por arriba del promedio, otros —la mayoría— pierden capacidad de consumo”, sostuvo López Marecich.

 

Este patrón se traduce en cambios de hábitos. “Las familias ajustan: cambian marcas, bajan la calidad, recortan consumos. Lo que no se ajusta son los servicios y los alquileres, porque no hay margen”, describió.

 

Desde su perspectiva, la inflación no es causada por los salarios, sino al revés: “Siempre los salarios corren detrás de los precios. Si no se recuperan, se restringe el consumo y se debilita la economía real”.

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