31/07/2025 - Edición Nº2430

Nacional

Patagonia Energía

Vaca Muerta: se van las petroleras extranjeras y crece el protagonismo local

El potencial comprobado del shale argentino abre una ventana de oportunidad que las empresas nacionales no quieren desaprovechar.



En apenas un año, el mapa energético de Vaca Muerta dio un giro inesperado. La retirada de varias petroleras extranjeras y el avance de compañías locales en sus activos marcan un nuevo capítulo en el desarrollo de la principal formación no convencional de Argentina. Lo que alguna vez fue el gran atractivo para gigantes como ExxonMobil, TotalEnergies, Petronas, y Wintershall, hoy se convierte en un terreno fértil para YPF, Vista, Pampa Energía, Pan American Energy y Pluspetrol.

 

El caso más reciente lo protagoniza TotalEnergies, que confirmó estar analizando ofertas por dos de sus bloques más relevantes en shale oil: La Escalonada y Rincón La Ceniza. La operación podría cerrar entre los u$s800 y u$s1.000 millones y ya hay nombres locales en carrera por quedarse con esos activos. La francesa no abandona por completo el país —mantiene su foco en el gas—, pero su repliegue en petróleo reabre el interrogante: ¿por qué las multinacionales se están yendo justo cuando Vaca Muerta entra en su fase de mayor madurez?.

 

La respuesta no es única, pero combina factores externos e internos. Desde la industria reconocen que muchas compañías extranjeras, tras años de inversiones, están aprovechando la ventana de oportunidad para capitalizar activos valiosos, en un contexto global donde el riesgo geopolítico y la necesidad de equilibrar portafolios llevan a concentrar esfuerzos en mercados más estables y rentables.

 

Pero el contexto local también pesa: restricciones para girar utilidades, alta carga tributaria, complejidad sindical y laboral, inflación persistente, costos operativos en alza y una macroeconomía volátil que obliga a recalcular. A eso se suma una “mala praxis” por parte del Gobierno nacional en decisiones que afectaron el flujo financiero del sector —como el polémico desarme de las LEFIs—, y que sumó incertidumbre a los planes de inversión de largo plazo.

 

En ese escenario, las petroleras nacionales —o con fuerte arraigo local, como Vista— encontraron el momento justo para avanzar. Con mayor conocimiento del terreno, relaciones sólidas con los actores locales, y flexibilidad financiera, aprovechan lo que para otros es riesgo y transforman esa ecuación en oportunidad. Así se explica, por ejemplo, la compra por parte de Pluspetrol e YPF de los activos de ExxonMobil por u$s1.200 millones o el pase de manos de Petronas a Vista por u$s1.500 millones.

 

La llamada “argentinización” de Vaca Muerta responde también a una visión más pragmática del negocio. Las firmas locales conocen cómo operar en este entorno, tienen músculo técnico y político, y entienden que los proyectos multimillonarios —como los vinculados al Oleoducto Vaca Muerta Sur o los planes de exportación de gas licuado— se pagan solos si se alcanza el objetivo de exportar u$s30.000 millones anuales hacia 2030.

 

Sin embargo, hay desafíos que persisten. La gran pregunta es si el sector privado nacional tiene espalda suficiente para sostener el ritmo de inversión requerido sin el respaldo de los pesos pesados internacionales. Para lograrlo, será clave profundizar las reformas estructurales, ampliar infraestructura, estabilizar la macroeconomía y avanzar hacia una matriz energética más diversificada que incorpore renovables, mejor competitividad y previsibilidad de reglas.

 

Aunque varias multinacionales se repliegan, otras refuerzan su presencia: Shell y Chevron siguen apostando fuerte, Total se concentra en el gas, y la inglesa Harbour acaba de aterrizar con nuevos planes. El potencial de Vaca Muerta está lejos de agotarse. Pero el juego cambió, y hoy lo lideran quienes mejor entienden el terreno: las empresas argentinas.

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