18/08/2025 - Edición Nº2448

Viedma

La identidad de los restos encontrados en la casa de Cerati es confirmada, resolviendo un misterio de 40 años

Los restos óseos hallados el 20 de mayo en el barrio de Coghlan, en una casa donde vivió Gustavo Cerati, fueron identificados como pertenecientes a Diego, un adolescente de 16 años desaparecido el 26 de julio de 1984



 

Los restos óseos hallados el 20 de mayo en el barrio de Coghlan, en una casa donde vivió Gustavo Cerati, fueron identificados como pertenecientes a Diego, un adolescente de 16 años desaparecido el 26 de julio de 1984. El joven había salido de su casa para visitar a un amigo y nunca regresó. En su momento, la policía desestimó la denuncia de su familia, sugiriendo que se trataba de una fuga de hogar.

La clave para la identificación fue la difusión del caso, que llevó a un sobrino de Diego a atar cabos entre los detalles de la noticia y la historia de su tío. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó la identidad de los restos a través de una prueba de ADN con la madre de Diego. Los análisis forenses revelaron que la causa de muerte fue una puñalada mortal y que el cuerpo presentaba marcas de un intento de desmembramiento. Además, se encontraron objetos personales como un reloj, un corbatín escolar y una moneda japonesa, que coincidían con la época de la desaparición y ayudaron a la identificación.

La investigación, a cargo del fiscal Martín López Perrando, ahora busca determinar quién cometió el crimen. Los hallazgos sugieren que el cuerpo fue enterrado de manera apresurada. El caso, que estuvo sin resolver durante cuatro décadas, finalmente tiene una respuesta, aunque es probable que el delito ya haya prescripto.

La resolución de este caso, 40 años después de la desaparición de Diego, es un claro ejemplo de cómo la perseverancia de una familia y, en este caso, la visibilidad pública que generó el hallazgo, pueden ser cruciales para la justicia. La historia es un triste recordatorio de la ineficacia de las fuerzas policiales en el pasado, que no tomaron seriamente la denuncia de una familia desesperada. La frase "se fue con una mina, ya va a volver" y la carátula de "fuga de hogar" demuestran un desinterés y una falta de protocolo alarmantes, que condenaron a esta familia a cuatro décadas de incertidumbre.

La casualidad del hallazgo, sumada al trabajo del EAAF, permitió cerrar un capítulo de dolor para la familia de Diego. Sin embargo, el hecho de que el crimen probablemente haya prescripto pone de manifiesto una limitación del sistema judicial que, aunque permite la identificación de la víctima, impide que el responsable sea castigado. Este caso subraya la importancia de investigar cada desaparición con la seriedad que merece desde el primer momento, ya que la verdad puede tardar mucho en salir a la luz, pero la justicia puede ser esquiva si el tiempo avanza demasiado.

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