
Southern Energy (SESA), un consorcio formado por importantes empresas como YPF y PAE, anunció la decisión final de inversión (FID) para instalar un segundo barco de licuefacción de gas natural, el “MKII”, en la provincia de Río Negro. Esta inversión, que superará los USD 15.000 millones a lo largo de 20 años, tiene como objetivo posicionar a Argentina como un nuevo proveedor mundial de gas natural licuado (GNL).
El proyecto, que se suma a la ya prevista llegada de un primer buque (“Hilli Episeyo”), permitirá una capacidad total de producción de 6 millones de toneladas anuales de GNL, generando exportaciones por más de USD 20.000 millones entre 2027 y 2035. Además, se espera la creación de 1.900 empleos directos e indirectos durante la fase de construcción y una activa participación de proveedores locales.
La confirmación de la inversión de Southern Energy representa un hito fundamental para el desarrollo energético de Argentina. El proyecto capitaliza el vasto potencial de Vaca Muerta y le da una salida al mercado internacional, transformando un recurso natural en un activo estratégico para la economía del país.
Desde un punto de vista macroeconómico, la inversión de USD 15.000 millones es un motor para el crecimiento, prometiendo un ingreso significativo de divisas y una mejora en la balanza comercial. Las proyecciones de exportaciones de más de USD 20.000 millones en un período de ocho años son una fuente crucial de ingresos genuinos que podría estabilizar las cuentas externas de la nación.
A nivel local, el proyecto tiene un impacto directo en la provincia de Río Negro, que se convierte en un actor clave en la cadena de valor del GNL. La creación de 1.900 puestos de trabajo y la participación de proveedores locales fortalecen la economía regional y generan oportunidades de empleo y desarrollo. Este tipo de proyectos a gran escala suelen tener un efecto multiplicador, impulsando la actividad en sectores conexos.
Sin embargo, el éxito del proyecto está sujeto a varios factores. La evolución de los precios internacionales del GNL será determinante para el valor final de las exportaciones. Además, el proyecto requerirá una infraestructura de transporte robusta y una política energética estable a largo plazo para garantizar su viabilidad. La apuesta de SESA no solo es una inversión en infraestructura, sino también un voto de confianza en el futuro energético de Argentina.