por Bruno Santa Cruz
En medio de la crisis económica, el gobierno de Javier Milei ha decidido abrir una nueva grieta: la de los clubes deportivos. Con la pobreza de más del 50 %, 7 de cada 10 chicos y chicas son pobres, y 1 de cada 5, indigentes en nuestro país, se impulsa una discusión que en las formas que están planteadas, se olvidan de respetar nuestra cultura, nuestra historia y el verdadero espíritu de estas instituciones que son vitales para nuestras comunidades.
A su vez deja en claro cuál es la sociedad que pretenden y lo que están dispuestos a hacer para cumplir con sus negocios. Ignorando que el Estado debe atender al deporte como factor educativo, que es parte de la formación integral de las personas y además una de sus tareas es impulsar la utilización del deporte como factor de salud física y moral de la población.
Hasta el momento el tema está en una disputa judicial y de posicionamientos políticos tanto de la AFA como de algunos ministros pero veamos cual es la propuesta del gobierno, les resumo:
El DNU tiene dos artículos claves. En primer lugar las organizaciones deben modificar sus estatutos para permitir la afiliación de un club que sea SAD. En segundo lugar, el DNU obliga a todas las asociaciones, federaciones y confederaciones deportivas a cambiar sus estatutos dentro del próximo año y a adecuarse a los términos previstos por aquel.
El principal cambio se da en que el Estado antes reconocía la autonomía de cada federación o asociación civil en relación a si aceptaba o no a las Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Ese artículo fue eliminado y ahora se establece que no puede haber discriminación. Es decir, violenta la autonomía de las instituciones nacionales porque ahora hay que cumplir con eso. ¿Y la libertad de la que hablan donde está?.
Convertir a un club en una SAD es una receta vieja que transforma una asociación civil sin fines de lucro en una empresa, que se aleja de la gente y de los socios buscando beneficios individuales y ganancias. Teniendo la principal diferencia en la toma de decisiones, le quita a los socios y socias la posibilidad de interferir en los aspectos que regulan la vida de las instituciones.
Si las Sociedades Anónimas Deportivas son tan exitosas, ¿Por qué para ganar campeonatos tienen que ir a buscar futbolistas formados por clubes de barrio y Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro que juegan en Argentina? ¿Acaso será que el ánimo de lucro no lo es todo y que para competir hacen falta instituciones que se preocupen del bienestar deportivo, económico y social del futbolista?.
Si les gustan tanto las SAD, fundenlas desde 0 y empiecen a competir desde bien abajo, como nuestros clubes. Apropiarse de la historia, trayectoria y reconocimiento de nuestras asociaciones civiles va en contra de la "meritocracia" que pregonan.
Y no nos olvidemos qué nuestros clubes de barrio son mucho más que simples entidades qué se practica fútbol, hay distintas disciplinas deportivas qué en este año donde se juegan los JJOO y otras competiciones nacionales e internacionales tenemos qué ver a deportistas pidiendo donaciones por las redes sociales para poder participar, sin ver un acompañamiento del estado.
No solo eso, nuestros clubes son espacios de encuentro, de formación y de desarrollo social. Se equivoca el gobierno si piensa que vender nuestra identidad tiene un precio. Quizá lo tenga en su mundo y el de sus mulos políticos y mediáticos. Pero los hinchas y los socios, no.