En un giro significativo en la dinámica del conflicto entre Rusia y Ucrania, el gobierno de Estados Unidos anunció este lunes el cierre temporal de su embajada en Kiev, la capital ucraniana, debido a la creciente amenaza de un ataque militar ruso. La medida se produce tras un reciente ataque con misiles de fabricación estadounidense lanzado por las fuerzas ucranianas sobre territorio ruso, un hecho que Moscú ha calificado de "provocación grave".
Según fuentes oficiales de la Casa Blanca, la decisión de cerrar la embajada responde a "informes de inteligencia que indican un riesgo inminente para la seguridad de los ciudadanos y personal diplomático de Estados Unidos en Ucrania". El cierre de la misión diplomática se considera una medida preventiva, en un contexto de tensiones escaladas tras el ataque ucraniano sobre suelo ruso, que Moscú ha prometido "responder con contundencia".
El ataque con misiles, que tuvo como objetivo infraestructuras militares rusas en la región suroeste del país, ha generado una fuerte condena en Rusia, que asegura que el uso de armamento norteamericano por parte de Ucrania representa una "escalada peligrosa" en el conflicto. En respuesta, el Kremlin advirtió que cualquier agresión directa a territorio ruso no quedará sin consecuencias, y que las autoridades rusas están evaluando sus opciones de represalia.
La embajada de Estados Unidos en Kiev había reanudado parcialmente sus operaciones hace algunos meses, tras haber sido evacuada al comienzo de la invasión rusa en 2022. La medida de cierre, aunque temporal, marca un retroceso significativo en las relaciones diplomáticas entre los dos países, en un contexto donde las tensiones continúan creciendo.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, ha defendido el derecho de su país a defenderse con el apoyo internacional, asegurando que el ataque con misiles fue una respuesta legítima a las agresiones rusas sobre su territorio. Mientras tanto, Washington ha expresado su firme apoyo a Ucrania, pero también ha pedido precaución para evitar una mayor escalada del conflicto.
Este desarrollo subraya el delicado equilibrio entre el apoyo militar de Occidente a Ucrania y la creciente amenaza de confrontación directa con Rusia, lo que pone en evidencia las difíciles decisiones estratégicas que se enfrentan las potencias occidentales en el conflicto más largo y destructivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.