20/01/2025 - Edición Nº2238

Río Negro

Política

La Legislatura rionegrina se prepara para un complejo e intenso 2025

Ante el advenimiento de un nuevo proceso electoral, comienza un año muy activo tanto para la política nacional como para la regional



La Legislatura de Río Negro se prepara para un 2025 marcado por el contexto electoral y el impacto que esto tendrá en su actividad parlamentaria. Con el receso vigente hasta febrero, se anticipa un año donde el debate legislativo podría quedar relegado frente a las campañas de varios de sus referentes, incluido el presidente del cuerpo, Pedro Pesatti, quien suena como candidato al Senado por Juntos Somos Río Negro.

 

El 2024 estuvo dominado por proyectos impulsados por el Ejecutivo provincial, que representaron el 64,38% de las leyes tratadas, frente al 20,5% presentado por los bloques opositores. Esta situación generó críticas de la oposición, que calificó la dinámica como “frustrante” por la falta de espacio para debatir iniciativas fuera de la agenda oficial.

 

Entre los temas pendientes, se destacan la receta electrónica y la declaración de la esencialidad educativa, esta última aprobada en primera vuelta en septiembre pero luego excluida del temario. Según Juan Martín, titular del bloque PRO, este retraso responde a una "cuestión ideológica" del vicegobernador y al temor a conflictos con el gremio docente Unter.

 

También siguen sin avances proyectos relacionados con la regulación de tarifas eléctricas y medidas para prevenir cortes de suministro, temas sensibles para la ciudadanía.

 

En el ámbito político-administrativo, los legisladores libertarios César Domínguez, Santiago Ibarrolaza y Patricia Mc Kidd aún esperan el reconocimiento formal del bloque La Libertad Avanza, tras un año de incertidumbre que atribuyen a maniobras políticas del oficialismo.

 

La posible candidatura de Pesatti al Senado podría implicar su licencia al frente de la Legislatura, generando interrogantes sobre el liderazgo y el funcionamiento del cuerpo en un año crucial.

 

Con las actividades por reanudarse en febrero, se espera que la Legislatura enfrente un escenario de tensiones políticas y una posible ralentización en el tratamiento legislativo, influenciado por las campañas electorales y las prioridades del oficialismo.

 

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