
Especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), junto al Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (IDICER) y el Laboratorio de Tecnología Inmunológica de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), trabajan en el diseño de un innovador prototipo de vacuna nasal para prevenir la enfermedad de Chagas.
El proyecto, liderado por Ana Rosa Pérez (IDICER) e Iván Marcipar (UNL), ha mostrado resultados prometedores en ensayos preclínicos con modelos animales. Según los investigadores, esta vacuna logró reducir la inflamación cardíaca, las alteraciones electrocardiográficas y la miocarditis en la fase crónica de la enfermedad, una etapa que ha recibido poca atención en el desarrollo de vacunas, ya que la mayoría de los estudios se enfocan en la fase aguda, inmediatamente posterior a la infección.
Una enfermedad que afecta al corazón y a la calidad de vida
“La enfermedad de Chagas, mal llamada Mal de Chagas, es una dolencia parasitaria provocada por el parásito intracelular Trypanosoma cruzi. Afecta principalmente al corazón en un 30% de los infectados, además de causar megavísceras y, en algunos casos, alteraciones neurológicas”, explicó Pérez, directora del IDICER.
En Argentina, la manifestación más frecuente es la miocarditis chagásica crónica (MCC), que puede aparecer entre 15 y 30 años después de la infección, afectando mayormente a personas en edad económicamente activa, de entre 30 y 40 años o más. Esta afección no solo compromete seriamente la calidad de vida, sino que puede provocar insuficiencia cardíaca, muerte súbita o la necesidad de un trasplante.
Limitaciones de los tratamientos actuales
Actualmente, los únicos medicamentos disponibles para tratar el Chagas son el benznidazol y el nifurtimox, desarrollados hace más de 70 años. Aunque efectivos en la fase aguda, esta etapa suele pasar desapercibida, lo que deja a la mayoría de los infectados sin tratamiento oportuno. “En fases más tardías, la posibilidad de cura disminuye al 50% o menos”, destacó Pérez.
La apuesta por una vacuna preventiva y otra terapéutica
El equipo del IDICER está desarrollando una vacuna profiláctica que se administra por vía nasal, un método que, según Pérez, podría mejorar su aceptación al ser más práctico que una inyección. “Esta vacuna preventiva no está destinada a personas que ya cursan la enfermedad, pero el grupo de la UNL, liderado por Marcipar, trabaja en una vacuna terapéutica para quienes se encuentran en la fase crónica indeterminada, con el objetivo de evitar la progresión a miocarditis”, explicó la científica.
Ambos desarrollos se encuentran en etapa preclínica, lo que implica que aún están siendo evaluados en estudios in vitro e in vivo para determinar su inmunogenicidad y eficacia. Sin embargo, para avanzar hacia las pruebas en humanos y eventual comercialización, los investigadores señalan que es fundamental contar con financiamiento. “Es un camino largo, pero estos avances representan una esperanza para combatir una enfermedad que sigue afectando a millones de personas en América Latina”, concluyó Pérez.